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Pero ahora sus caras son más negras que el carbón;
    nadie los reconoce en las calles.
La piel se les pega a los huesos;
    está tan seca y dura como la madera.

Los que murieron a espada terminaron mejor
    que los que mueren de hambre.
Hambrientos, se consumen
    por la falta de comida de los campos.

10 Mujeres de buen corazón
    han cocinado a sus propios hijos;
los comieron
    para sobrevivir el sitio.

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